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Un viaje a Popayán. Pag 5.  Esta página pertenece a  Rafael Tobar's Home Page




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Recordando a Popayán

Paseando por tus calles coloniales, Popayán,
se visitan rincones de belleza y majestad:
la Torre del Reloj, la iglesia de San Francisco,
el retal del Carmen, custodia de rutilantes,
la talla de tus Cristos.

Se destaca la blancura de La Ermita
y al subir hacia el Santuario de Belén
se admira la ciudad, muy cerca de la cruz;
el Valle de Pubenza bajo tu cielo azul.

Popayán la ciudad señorial del Maestro Valencia,
cuna de los Mosqueras, tus ocasos la historia plasman

con la sangre de Caldas, de Torres, de Arboleda.

Al oriente el volcán Puracé
con sus nieves eternas de rosa y de cristal;
y en las noches de abril se ven lentas pasar,
procesiones sin fin de tu Semana Santa
y a la luz de un farol un balcón contemplar
con geranios en flor que adornan las ñapangas.

Semejante a un celoso guardián, la estatua
de Sebastián se admira en la lejanía.
Por los claustros pasar de tu Universidad,
después regresar allí por La Herrería,
bajo el puente escuchar de un bambuco el cantar
y los ecos de un son en alegres chirimías.

Jorge Villamil


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La pulga y la nigua,  diminutos insectos, han sido habitantes de Popayán por tiempo inmemorial.
Cuando los españoles llegaron al Valle de Pubenza, divisaron un reducido poblado que decidieron tomarse por su cuenta, ante el disgusto de los indios que allí habitaban. Estos, llenos de miedo al encontrarse con tan  extraños personajes corrieron a refugiarse en los montes vecinos, dejando al parecer, desprotegido el valle en poder de los invasores españoles.
 Los indios desde lo alto de las lomas se limitaron a hacer fuerte algazara, con el fin de ahuyentarlos. Pero fueron en realidad las pulgas y las niguas los que sacaron corriendo a los españoles. Dejemos que sea el  cronista, Don Juan de Castellanos,  que nos lo cuente en los siguientes versos.
 

"Hallaron cuatro leguas de cercado
y el pueblo de Popayán conmemorando;
crecida población en gran manera
y toda suntuosa cacería
mas solo paja cubre la madera;
y entre ellas una casa que tenía
cuatrocientos estantes por hilera,
tan grueso cada cual que no podía
por una y otra parte rodeado
ser de dos españoles abrazado.

Alojáronse, pues, en un recodo
ellos y bestias, y el servicio todo.
Mas vieras luego sacudir las plantas
y dar mil brincos al caballo laxo
porque niguas y pulgas fueron tantas
que no se vio reposo más escaso.
Y así cubiertos hasta las gargantas,
los echan del lugar mas que de prisa
de manera que les hicieron la guerra
en vez de los vecinos de la tierra".

Las niguas imperaron de tal manera en nuestro terruño, dice Jaime Vejarano, que al entrarse en los pies de los payaneses, les impedía caminar con la debida galanura, lo que nos valió en digno título de "patojos" con que universalmente se nos conoce.
También sus coterraneas, las pulgas tuvieron su dinastía entre nosotros.
Don Vicente Holguín se refería a ellas en los siguientes versos:

"Si se pusiese un idiota
en una noche de luna
a contar una por una
las luces que el cielo brota;
o la mar, gota por gota,
y las flores que se dan
en los campos... por Satán!
muchos miles contaría,
pero son más todavía
las pulgas de Popayán.
Ni Nerón, rey de tiranos,
ni aquel que mató en Clavijo
seicientos mil mahometanos,
ni Don Pedro y sus hermanos,
ni Enrique cuarto, el galán,
ni Atila, ni Tamerlán,
ni Marat, ni Robespierre
han hecho verter más sangre
que tus pulgas, Popayán!".

Dice Jaime Vejarano que  Don Avelino Paz, un guazón inteligentísimo que tuvo Popayán, escribió entre broma y serio  una crónica que se hizo famosa, sobre la influencia que ejercían las niguas en el talento y el ingenio de los payaneses; y entre otras cosas atribuía el origen del Quijote a que Miguel de Servantes fue inoculado por el veneno que secretan las niguas, llevado por algún viajero, su amigo, lo que puso al famoso Manco de Lepanto a ver visiones por el estado febril que lo atacó y fue así como creó a su personaje y sus absurdas e ingeniosas aventuras.
Y don Gabriel Gil Lemos, epigramista famoso decía,


"Cosa sabida y sin treta
es que en Popayán comulga
por cada nigua un poeta
y un prócer por cada pulga".

Claro, hoy día, todas esas plagas están controladas.
Aunque no deja de andar una que otra sobreviviente que sea elocuente testigo de lo que aquí se ha expuesto.

La vida cotidiana en el Popayán colonial

Por, Oscar Tobar G.


 

ALABANZA DE MI CIUDAD
Jaime Vejarano Varona

POPAYAN: la sola enunciación de su nombre
es evocación de historia y de leyendas;
de hechos gloriosos y de gentes ilustres.

POPAYAN: sugerencias del clima más amable de la tierra;
olor de musgo fresco, sabor de granadillas
y gustación de moras en sazón.

POPAYAN. Es cadencioso caminar de ñapanga
con sus sandalias de cabuya,
entre un rebozo de ancajes
con su corpiño almidonado
y sus enaguas sandungueras.

POPAYAN. Olor de cera de sus cirios procesionales,
sonar alegre de campanas en sus altas torres
pregonando a todos los vientos
que una nueva ciudad se alza
de entre sus cenizas:
AVE FENIX.

POPAYAN, música de bambucos,
algazara de chirimías,
y cadencia de rimas poéticas.

POPAYAN: ventanas, rejas y aldabones,
faroles, aleros y portones;
Ciudad de muros encalados,
égloga de su río tutelar,
rumores cantarinos
desde las vegas del río Cauca.

POPAYAN. añosos robledales,
fragores de tempestad,
volcán empenachado
que se duerme con los siglos
y despierta con voces de eternidad.

POPAYAN. noviazgo de claveles españoles
con azaleas pubentinas
en los frescos y aromados
patios coloniales.

POPAYAN. cúpulas renacientes.
Torre del Reloj, Ermita,
Puente del Humilladero.

POPAYAN. hitos gloriosos del Palacé,
de Calibío y La Ladera.

Quién que no conozca a POPAYAN
no desearía conocerla?
Quién que la conozca
dejaría de amarla?

!POPAYAN! ...OH! MI POPAYAN!


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En esta plazoleta del templo
de San José se alza la estatua del
Ilmo. Obispo Manuel José Mosquera.
Fue realizada por el escultor 
Pinto Maldonado en 1953.


 



 
 
  La Gobernación y El Panteón de los Próceres


  Don Sebastián de Belalcázar se convirtió en el primer gobernador de la Provincia de Popayán. Hasta ese momento no se habían definido los linderos, por lo tanto Popayán contaba con un inmenso territorio que abarcaba desde Antioquia,  que en ese tiempo llegaba hasta Panamá, y por el Sur  hasta la provincia de Carchi, en el Ecuador, y limitaba con el Perú y Brasil .

Proliferaron los conflictos no solo con los indígenas que peleaban por sus tierras , sino también entre los mismos españoles por la posesión de las tierras labrantías.

Alvaro de Oyón, organizó una rebelión con los encomenderos  y ocupantes de dichas tierras, para marchar a Santa Fe "a cortarles la cabeza a los oidores" según él mismo decía, señores  que formaban la Real Audiencia, que gobernaba la Nueva Granada, por aquel entonces.

Oyón fue aprehendido y ejecutado en la Plaza Mayor de Popayán  el 3 de noviembre de 1553.

Don Miguel Tacón y Rosique, gobernó a Popayán desde el 5 de noviembre de 1806 hasta marzo de 1811, cuando tuvo que retirarse ante el avance  de  las fuerzas independentistas que derrotaron a los ejercitos realistas en el Bajo Palacé.

También Don Juan Sámano gobernó Popayán desde el 1 de Julio de 1813, hasta el 15 de enero de 1814, fue también Virrey de Santa Fe. Salió huyendo hacia la ciudad de Pasto,  después de la derrota que le infligiera Nariño en Calibío.

Los independentistas organizaron un gobierno civil al mando de don Jose Manuel Mosquera y Figueroa, el cual duró hasta que Nariño fue derrotado en los Ejidos de Pasto.

En junio de 1815, el coronel Aparicio Vidaurrázaga tomó la Plaza Central, que había sido abandonada por los compatriotas. Pero su mando duró muy poco, por haberse ido a combatirlos  a Caloto y Santander en donde sufrió una gran derrota. A éste lo sucedió, en julio de 1816, nuevamente Don Juan Sámano,  hasta septiembre del mismo año. Luego don Jose Solís y después, en diciembre de 1818, don Pedro Dominguez, hasta 1819. Este murió, victima de una herida sufrida en batalla.

Lo sucedió don Sebastián de la Calzada, que como Sámano aterrorizó a la ciudad con sus crueldades. Después vino don Eugenio Tamariz hasta el 6 de abril de 1820. Los gobiernos realistas fueron derrotados el 14 de julio. El general  don Manuel Valdés, entró triunfalmente en Popayán. Desde entonces todos los gobernadores han sido colombianos.

El gobernador ostentaba el título de Presidente del Estado del Cauca, cuando la nación era regida por el gobierno federal, la cual se llamaba, Estados Unidos de Colombia.

 



El santuario de Belén,  casa del Santo Patrono,  el Ecce-Homo, fue construido  en 1681, por órden de Don  Jose Antonio de Velasco. Ha sido reconstruido  varias veces, tántas como terremotos  ha habido en Popayán. Esta fotografía, tomada por Monseñor  Guillermo Diomedes Gómez, data de 1930 En su última reconstrucción se eliminó  completamente esta bella fachada   de torres medievales. Qué lástima. La fotografía de abajo  muestra la nueva fachada

Primero de Mayo  -   El Santo Ecce Homo  -  Asencio Lamiel

Histórica  fotografía de los dos Ecce Homos, con Lamiel, el escultor, Pedrito Paz 

y otros personajes de Popayán.

Notas de Gustavo Wilche-Chaux

 



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Descripción del cuadro, también llamado, "Apoteosis de Popayán", que se contempla en el Paraninfo de la Universidad, e   historia de Efraim Martinez, el pintor.

 

Guillermo Valencia


Nota: Estas páginas solo tienen la razón de haber sido realizadas por puro amor
a la ciudad en la que pasé mi niñez y mis primeros años juveniles y a la que recuerdo con inmenso cariño. No tienen más fin que la divulgación cultural de Popayán y el Departamento del Cauca.  Si algunas de las fotografías de otros autores como el Señor Ledezma, Negret, o Patrick Rouillard, tres magníficos fotógrafos, quienes no solo han puesto su habilidad técnica, sino su especial cariño por Popayán, pudiera de alguna manera infringir sus derechos, por favor notifiquenlo. Cabe apuntar que he dado los créditos respectivos a sus  fotografías.
Otras fotografías son de mi autoría, tomadas en la costa y la montaña caucanas, en mis
recorridos por aquellos inolvidables parajes.
Otras, tomadas en la misma ciudad, y son retratos fieles del inolvidable  Popayán de los setentas.
El dibujo de la cubierta es una visión ideal realizada por mí, basada en una silueta aparecida en el libro, "De Belén al Cacho", ediciones de "La tertulia payanesa". El escudo de Popayán es también creación de este servidor.
Las fotografías de Popayán desde 1920 a 1945, fueron tomadas por mi tío, Monseñor,
Guillermo Diomedes Gómez Guzmán.
Sus negativos originales  muestran la historia gráfica de Popayán, Bolivar, Cali y Pasto
de esos años. Son un legado que recibí de las propias manos de mis tías Gómez,
sus hermanas, de los cuales  tengo derechos absolutos de propiedad.
Quiero agradecer a las innumerables personas que tienen  la gentileza de escribirme, con
comentarios y sugerencias muy interesantes.
Gracias de nuevo. Vengan a menudo a visitarnos. Es un placer recibirlos.
Rafael Tobar Gómez
 


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